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lunes, 1 de mayo de 2017

Una visión introspectiva de la evaluación de los aprendizajes


Resultado de imagen para evaluacion reflexiva La historia de la humanidad se ha visto envuelta en un ir y venir, un vaivén que hasta la actualidad no ha logrado serenarse, esto debido a la inexorable evolución de las sociedades, cuestión que se ha dado como consecuencia de la inquietante inconformidad del ser humano a quedarse estático,  y a la actitud reaccionaria del hombre a conformarse con lo que está, o con lo que sabe y ya, es innegable que nuestra especie ha venido recorriendo un largo camino; un camino que ha sido de difícil transitar, y que ha generado infinidad de interrogantes para el hombre, quien siempre ha estado profundamente comprometido en querer encontrarle respuestas a las mismas, algunas de ellas han girado en torno al mundo, su naturaleza y ese entorno por el cual se ve rodeado que le permite la existencia, tal como lo hacían los filósofos Heráclito de Efeso y Parménides en la era antigua; de igual manera ha enfocado su interés en su ser, queriendo encontrar explicación a cuestiones como ¿quién soy? ¿de dónde vengo? y ¿cuál es el propósito de mi vida?; como lo hizo en su momento Sócrates influenciado por Platón. Es así como indudablemente, siempre ha querido ir más allá de su mera existencia y constantemente esta en búsqueda de conocimiento.
Partiendo de allí, y para iniciar el desarrollo de este artículo, se puede suponer que un conocimiento de algo, sin referencia y ubicación en un estatuto epistemológico que le dé sentido y proyección, queda huérfano y falsamente pudiese llamarse conocimiento. Por esta razón, Martínez y Ríos (2006) establecen que el acto de conocer siempre ha sido uno de los grandes tópicos de discusión y de preocupación más relevantes de la filosofía de todos los tiempos, conocer además, implica enfrentarse a una serie de dudas que probablemente conduzcan a otras dudas; como lo es el caso de, de ser posible adquirir conocimiento, ¿qué tan confiable es ese conocimiento? O tal vez si nos preguntamos, si lo que creemos que conocemos ¿representa exactamente la realidad?, en otras palabras, ¿nos enfrentamos a un conocimiento verdadero?                         
              Aunque, no existe una única definición de conocimiento existen muchas perspectivas desde las que se puede considerar el conocimiento, Fidias Arias (2004), lo define como un "proceso en el cual se relacionan el sujeto que conoce, que percibe mediante sus sentidos, y el objeto conocido y percibido".
                   En este sentido, el mismo suele entenderse como: hechos o información adquiridos por una persona a través de la experiencia o la educación, en otras palabras se refiere a  la comprensión teórica o práctica de un asunto referente a la realidad, es por ello que, indiscutiblemente el conocimiento y la persona son elementos que se encuentran íntimamente relacionados. Cuando me refiero a la educación, específicamente a la formal, es cuando se presenta lo que yo bien pudiera definir como “el rollo” del asunto, y puedo decir que es un rollo, porque allí debemos ajustarnos a ciertos parámetros que han sido dispuestos para ese fin, educar. Dicho de otro modo, tenemos que planificar en base a currículos, plantearnos los objetivos que queremos que el estudiante logre en un determinado tiempo, desarrollar programas, actividades, entre otras cosas, lo que nos lleva al fin último de todo el proceso, que es la evaluación de los aprendizajes. Según Lafourcade (1984), citado por Cano (2008), la evaluación es la etapa del proceso educacional que tiene por fin comprobar de modo sistemático en qué medida se han logrado los resultados previstos en los objetivos que se hubieren especificado con antelación.
              Sin embargo, en algunos casos, quizá muchos, según mi criterio, en el momento de la evaluación olvidamos factores que pueden ser considerados imprescindibles, ya que al conocer estamos condicionados por factores físicos, biológicos, psicológicos, neurológicos, sociales que envuelven a la persona, ya que en definitiva, como el hombre es un ser social, biológicamente es imposible que éste permanezca fuera de la sociedad; entonces el conocimiento, aprendizaje, costumbres, hábitos,  comportamientos o relaciones llevan al hombre a la vida que se entiende como humana. Y aunque es un proceso individual, también lo es colectivo y  una meta social, debido a que las personas se interrelacionan, construyen, reconstruyen e influyen para procesar las diversas formas de conocer.
              Este planteamiento debe llevar al docente a reflexionar sobre el sentido que se le está dando a la evaluación, si se está haciendo solamente para cumplir con un requisito administrativo, o nos estamos preocupando por entender la individualidad de cada estudiante en su proceso, sin duda, hay que considerar que la evaluación es algo necesario para el proceso de enseñanza y aprendizaje. Para ello, se debe profundizar más sobre el enfoque que le damos a la evaluación, Rodríguez Gómez e Ibarra Saíz (2010) hacen una distinción entre la evaluación tradicional y una evaluación alternativa. Entre los principales rasgos de la evaluación tradicional destacan los siguientes: prevalece la evaluación separada de la enseñanza y el aprendizaje, ausencia de criterios para evaluar, poca variedad de métodos evaluativos, el poder y control de la evaluación reside en el docente, y lo más importante radica en la fiabilidad y validez de los instrumentos usados para evaluar. Por otra parte, especifican respecto a la evaluación alternativa que el proceso de enseñanza-aprendizaje y la evaluación están integrados como un todo sistémico, existen criterios de evaluación consensuados y explícitos, se utiliza variedad de métodos de fuentes de información, el poder es compartido entre docente y estudiantes, y la fiabilidad y validez constituyen otro elemento más que tiene su importancia dentro del proceso. Como sostienen Pérez Pueyo, Julián Clemente y López Pastor (2009), este concepto “hace referencia a todas las técnicas y métodos de evaluación que intentan superar la metodología tradicional de evaluación, basada en la simple realización de pruebas y exámenes” (p. 32).
        En base a los planteamientos anteriores, se puede reflexionar que el conocimiento no es absoluto, sino que es una posibilidad de indagar en la realidad, comprenderla, analizarla, interpretarla, describirla, dado que toda sociedad está compuesta por grupos heterogéneos que captan los fenómenos sociales de acuerdo al papel que desempeñan en los contextos culturales, cómo se desempeñan entre sí, de acuerdo a los hábitos, las ideas, creencias, y algunas funciones vitales, condicionándola de acuerdo a esquemas determinados, por lo tanto la realidad es captada por las características del observador, la forma como se socializa, las relaciones que establecen con sus pares, con las diversas organizaciones (barrio, escuela, institución) , los modelos sociales que cada uno de estos construye en el imaginario de las personas, en los grupos y la forma como estos influyen en el sujeto. En fin, las percepciones son producto de la posición en la que nos encontramos; que no es el reflejo exacto de la realidad, es la visión de una persona y/o de un colectivo, sobre un determinado fenómeno social, todo ello debe ser considerado al momento de la evaluación, es decir, ir más allá de si sabe o no sabe, deslastrarnos de la dicotomía y darle paso a la amplitud de alternativas de percepción e interpretación del conocimiento.

REFERENCIAS 
·         CANO, Ma. E. (2008). La evaluación por competencias en la educación superior. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 12(3).
·         GONZÁLEZ, F (2003). Historia de la filosofía. Ediciones Quinto Sol, Textos Universitarios. México, D.F
·         MARTÍNEZ, A. Y RIOS, F. (2006). Los Conceptos de Conocimiento, Epistemología y Paradigma, como Base Diferencial en la Orientación Metodológica del Trabajo de Grado Cinta moebio 25: 111-121
·         PÉREZ PUEYO, A., JULIÁN CLEMENTE, J. A., y LÓPEZ PASTOR, V. M. (2009). Evaluación Formativa y Compartida en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). En López Pastor, V. M. (Coord.), Evaluación Formativa y Compartida en el Espacio Europeo de Educación Superior Propuestas, técnicas, instrumentos y experiencias. España: Narcea.
·         RODRÍGUEZ GOMEZ, G., e IBARRA SÁIZ, Ma. S. (Coord.) (2010). Caracterización de la e-Evaluación orientada al e-Aprendizaje, [documento no publicado]. Madrid: Programa de Formación y Asesoramiento.
·         La construcción del conocimiento en las ciencias sociales. [en línea]. [fecha de consulta: 18 de enero de 2016] Disponible en: